lunes, 22 de octubre de 2012

La fisiología de la audición

  • ¿Cómo oímos?
Las ondas sonoras que se transmiten por el aire son captadas por el pabellón auricular y conducidas por el conducto auditivo externo, hacia el tímpano. Al chocar con esta membrana la hacen vibrar, lo cual inicia un movimiento del martillo (cuyo mango se inserta en el tímpano).

 Desde este hueco la vibración se transmite por todo la cadena de huesecillos por medio de un sistema de palanca.

 En esa forma, la onda sonora es ampliada y convertida en movimiento del estribo sobre la ventana oval. Así, la membrana de la ventana oval comienza a vibrar; esta onda se transmite a la perilinfa de la rampa vestibular. Desde ahí le resulta muy fácil pasar a la rampa coclear, transmitiéndose a través de membrana de Reissne. De este modo, se generan movimientos de la endolinfa que a su vez mueven las células ciliadas (son las células sensitivas primarias que originan los potenciales de acción en los nervios auditivos y es probable que sean estimuladas por los movimientos de líquido) del órgano de Corti que rozan con la membrana tectoria produciendo despolarizaciones de los receptores transformándose así en potenciales de acción que viajaran por la vía auditivas.
  • ¿A qué niveles de intensidad los sonidos empiezan a ser peligrosos para nuestros oídos? 

El volumen del sonido depende de la distancia a que nos encontremos de su origen. Para medir los niveles sonoros de las distintas actividades o fuentes sonoras se usan los decibelios o decibeles (dB) que es lo que vemos representado en el gráfico.
Un sonido que es lo suficientemente fuerte para ser oído, tiene alrededor de 10 decibeles. La sordera total y los daños irreparables al oído son ocasionados por sonidos entre 120 y 200 dB. Por esto es importante evitar exponerse a tan altas potencias.

1 comentario:

  1. Enhorabuena Carmen. La información que nos has aportado es muy útil. Creo que voy a recomendar a los alumnos de primero el vídeo sobre el funcionamiento del oído.

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