lunes, 12 de junio de 2017

El cine musical



En los comienzos de este género, el fragmento musical tenía como objetivo impresionar, sin mantener mucha conexión con el desarrollo narrativo. Sin embargo, al alcanzar su madurez, se estilizó el género y los números concatenan la historia.  Al referirnos al género musical, aludimos a todas aquellas producciones cinematográficas que incluyen canciones o temas bailables en una parte fundamental de su desarrollo dramático. En su totalidad, las variantes del cine musical tienen una raigambre teatral, como sucede con las operetas alemanas, los musicales de Broadway, las zarzuelas, las óperas e incluso los conciertos de rock, cuya adaptación al cine ha contribuido a popularizar entre el público todas esas fórmulas escenográficas. 

Ningún otro género cinematográfico, ni siquiera el western, es tan inequívocamente estadounidense como el musical. El concepto del espectáculo que impera en todos los aspectos de la sociedad de 
EE. UU. alcanza uno de sus máximos exponentes en el cine y, dentro de él, en las elaboradas coreografías, las melodías inolvidables y las obras maestras que ha dado el musical.
Sirvió no sólo para que el cine alcanzara la madurez técnica al que sacrificaba el star system del cine mudo. Sirvió también para alumbrar un género que hasta entonces técnicamente no existía. En los Estados Unidos de F. Scott Fitzgerald, que casi se vendría abajo con el Crack, se estrenó la primera película sonora (parcialmente) para que las melodías de Cole Porter, George Gershwin o Irving Berlin se trasladaran de las plateas elitistas de las grandes ciudades, a los salones de cine de cualquier pueblo. El cantante de jazz fue el bautizo del género, que llegó e hizo explotar el sonoro, y lo hizo para quedarse.

Resultado de imagen de el cine musical

No hay comentarios:

Publicar un comentario